David Williams, periodista nacional del motor y ganador de un premio de seguridad vial

Una mañana, hace ya algunos años, cuando me dirigía al trabajo por mi ruta habitual, me ocurrió algo parecido.

Los semáforos estaban en verde, así que hice las comprobaciones habituales y pasé por el cruce. De repente, se produjo un breve movimiento a mi derecha y, antes de que pudiera reaccionar, algo se estrelló contra el lateral del coche que conducía.

Un ciclista, que se había saltado un semáforo en rojo y se había saltado el cruce, estaba tirado en la calzada, inmóvil, junto a su bicicleta. Con el corazón en la boca, aparqué y volví corriendo. Cuando llegué hasta él, ya estaba recogiendo la bicicleta y examinándola en busca de daños.

Es extraño cómo reaccionas en estas circunstancias. A pesar de sus rodillas arañadas, los daños evidentes en su bicicleta y el coche, mantuvimos una conversación civilizada mientras intercambiábamos detalles. Me ofrecí a llevarle a él y a su bicicleta, pero se negó. No le reté por ignorar el semáforo en rojo: mientras se quitaba el polvo, evidentemente conmocionado, me habría parecido un poco brutal.

El incidente me vino a la memoria al leer un nuevo comunicado de prensa del Partido Verde, en el que se pide a las ciudades del Reino Unido que sigan el ejemplo de París y permitan a los ciclistas cruzar los semáforos en rojo si el camino está despejado en las rutas acordadas.

En París, las señales colocadas este verano, con un triángulo invertido, una flecha y el dibujo de una bicicleta, indican en qué dirección pueden circular los ciclistas sin detenerse ante un semáforo en rojo, y las autoridades esperan que las nuevas normas reduzcan los retrasos y mejoren la seguridad de los ciclistas si se introducen en el Reino Unido.

El teniente de alcalde de Los Verdes de París, Christophe Najdoski, dijo que la medida agilizaría los desplazamientos en bicicleta por la capital francesa y seguro que, en algunos casos, así será. Por su parte, Caroline Russell, portavoz de Transporte Local del Partido Verde, acogió con satisfacción el anuncio y afirmó que un plan similar podría "aplicarse rápidamente" en el Reino Unido como medida provisional para fomentar el uso de la bicicleta.

También podría servir para eso, pero es una idea pésima. A mí me gusta ir en bicicleta, hago más trayectos en bici que en coche durante la semana y nunca, jamás, me paso un semáforo en rojo, ni siento la necesidad de hacerlo (y el hecho de que me guste descansar de vez en cuando mientras espero al principio de la cola no viene a cuento).

El hecho es que si todo el mundo obedece las luces rojas (y verdes, y ámbar), todos sabemos exactamente a qué atenernos. No hay confusión ni posibilidad de tráfico conflictivo. Ya es bastante difícil conducir un coche en Londres como para tener que preocuparse de que un número significativo de usuarios de la carretera utilicen una versión diferente del Código de Circulación e ignoren unas normas que, en gran medida, han funcionado durante años.

La velocidad no lo es todo, ni para los ciclistas ni para los conductores. ¿Merece la pena ahorrarse unos segundos o minutos en el trayecto al trabajo por el riesgo de sufrir un accidente o un conflicto? Una medida de este tipo permitiría también ignorar los semáforos en rojo en cruces no autorizados. ¿Y ahora qué? ¿Peatones o motociclistas exigiendo privilegios similares?

Ese accidente me impactó bastante (y al coche, que sufrió daños por valor de más de 400 libras). Reforzó mi convicción de que todos estaremos más seguros en la carretera -el escenario más peligroso que la mayoría de nosotros habitamos habitualmente- si todo el mundo conoce las mismas normas y las cumple (con la amenaza de ser sancionado en caso contrario).

Si cambian las normas, tenlo por seguro. Mantendré mi cámara en el salpicadero (de la bicicleta, el coche y la moto) en alerta permanente, lista para demostrar que fui yo quien se esforzó por seguir unas normas de sentido común.