David Williams, periodista nacional del motor y ganador de un premio de seguridad vial

Cuanto más uso la dashcam, más me gusta. Me mantiene alerta (no quiero grabarme a mí mismo haciendo una tontería) y, si alguien provoca un accidente, también tendré pruebas de ello.

Sólo hay un problema: parte de mi trabajo consiste en probar diferentes coches y motos en carretera y no siempre me acuerdo de cambiar mi cámara de salpicadero Nextbase de un coche a otro.

Es la ley de Dios que pueda tener el dispositivo conectado, grabando fielmente todo lo que encuentra a su paso durante semanas y semanas, sin que ocurra nada importante. Pero en cuanto conduzco sin él, se desata el infierno: conductores que se saltan semáforos en rojo, maniobras de adelantamiento escandalosas, etcétera. Me siento estafado.

Lo que más odio son los conductores que conducen peligrosamente bajo la "influencia" de un teléfono móvil, sobre todo en las autopistas, cuando, mientras todos los demás conducen en línea recta, los infractores se desplazan sin sentido de un carril a otro.

No soy el único que lo teme. La revista Auto Express encuestó recientemente a más de 10.000 británicos para ver qué hábitos de conducción les disgustaban más... y de cuáles eran culpables ellos mismos. Casi un tercio de los automovilistas afirmaron que utilizar el móvil al volante era el hábito más molesto que observaban mientras conducían. Por desgracia, el 10% admitió que también lo hacía. Vaya doble rasero.

El uso del teléfono móvil (29%) encabezó la encuesta de la revista sobre "rasgos frustrantes", seguido de no indicar el carril en las rotondas y de acaparar el carril: en ambos casos, una cuarta parte de los automovilistas vieron el carril en rojo.

A pesar de que los británicos consideran que el uso del teléfono móvil es su mayor agravio, ocupa el segundo lugar en la lista de hábitos que admiten, ya que el 10% afirma haber realizado una llamada o navegado por Internet con su terminal.

Neil Greig, director de política e investigación del Instituto de Automovilistas Avanzados (IAM), afirmó: "Llevar el móvil en la mano tiene un impacto directo y obvio en la conducción, como desviarse de carril, reducir la velocidad y tener falta de concentración, así que entiendo por qué molesta a tantos".

Añadió Joe Finnerty, Editor de Consumo de Auto Express: "El número de personas que admiten utilizar el teléfono móvil mientras conducen es escandaloso, a pesar de la continua cobertura de lo peligroso y molesto que puede ser. Es más, la gente dice que le resulta molesto y, sin embargo, admite hacerlo. El hecho de que dos tercios de las personas afirmen que conducen con exceso de velocidad, pero muy pocos se preocupen por ello, muestra también una flagrante indiferencia por la seguridad en la carretera".

¿Otras confesiones? El 65% de los encuestados admite infringir los límites de velocidad con regularidad. Sorprendentemente, sólo el 4% afirma que le molesta ver a otros conduciendo a alta velocidad. Las últimas cifras del Laboratorio de Investigación del Transporte (TRL) muestran que la probabilidad de un incidente aumenta exponencialmente con la velocidad. Se calcula que un aumento del 10% en la velocidad aumenta la probabilidad de que se produzca un incidente en un 26%, lo que da que pensar.

¿Cambiaremos alguna vez? Puede que sí; hace décadas conducir bajo los efectos del alcohol era socialmente aceptable en muchos círculos, pero hoy no.

Creo que, sobre todo en nuestras ciudades cada vez más masificadas, el mensaje contra el exceso de velocidad acabará calando, aunque siempre habrá una pequeña minoría dispuesta a jugarse la vida de los demás pisando el acelerador en el lugar "equivocado".

No soy un aguafiestas y disfruto de una moto o un coche rápidos tanto como cualquier otro conductor. Pero si quieres pisar a fondo el acelerador, hazlo en un circuito. Son divertidos, relativamente seguros y no tan caros como podría pensarse. Y puedes grabar todos tus momentos heroicos con la cámara del salpicadero.